Mirando las cuatro únicas fotos que, en la inauguración del nuevo fanzine, cuelgan del espacio Corretger nº 5 puedo oír cómo me cuentan por si solas algo, que –sinceramente- no sé qué es. Pronto me rescata Ramiro: << ¿Tú eres…? ¿He hablado contigo hoy? ¡Yo soy Ramiro!>> Entonces me doy cuenta de que Pedro Pan tenía razón <<Ramiro E es un encanto>> me dijo antes de confesarle lo que llegaba a imponerme llegar a conocerle; sin embargo, después de hablar con él un rato llego a la conclusión de que ¡sí! ¡Ramiro es un encanto! -debo admitir que me he enamorado de esa mirada, entre tierna y penetrante, que te perdona todos los pecados cometidos-. Mi otro yo interrumpe el romance y toca a la puerta <<toc, toc>> repica, y me dice << ¡Nena, Ramiro E no hace fotos!>> por lo que concluyo que Ramiro E comunica en un shoot todo aquello que una chica de a pie no tiene la oportunidad de decir públicamente –Y creerme, que son muchas cosas las que tiene que decir una chica de a pie y si no me creéis ¡preguntárselo a él!-.
Con The Girlzine el fotógrafo hace su mensaje más explícito y desgarrador. Totalmente fuera de los desgastados y a su vez, corrosivos cánones estéticos. El argentino pone una vez más en boca de todos la polémica línea divisoria entre la realidad y la fantasía con sus lolitas de a pie. En cuanto le pregunto sobre el porqué de la normalidad de sus musas lo primero que hace es reírse -de una forma que casi hace que se deprima mi pregunta por sí sola- pero no tarda en agradecérmela y resumirme el motivo de sus sibaritismos.
En sí, del mensaje de Ramiro se deduce que, extrae la fotogenia de donde la realidad se dedica a emanarla: la calle. Debe ser entonces por eso, que llama a sus modelos <<las vecinas de al lado>>. El éxito de este nuevo fanzine es simplemente definitivo y ataca en el corazón de los adoradores no solo del fotógrafo, si no que de la belleza vintage; aquella que aislada de retoques salvaba ejércitos enteros por su mera existencia.
Entramos en un momento donde el neorrealismo le coge el relevo al ya quemado photoshop y las chicas de barrio tienen el poder de la palabra con tan solo mirar a un objetivo: Los ojos de Ramiro E.