La música mueve masas y la publicidad pretende inyectar sobre ellas. No será la primera vez que asociamos un concierto, festival o ciclo con una marca determinada, y tampoco será primicia aquella que, entorno a la misma, monte un tinglado de tal impacto para meterse de lleno en el subconsciente de un consumidor determinado. Las grandes lo saben muy bien, y si no, que se lo digan a Levi’s, que con sus eventos Unfamous ha logrado reforzar el vínculo religioso de aquellos considerados como el segmento al que se dirigen.
Levi’s ya va por la 3ª edición de los Unfamous Awards, y esta última ha culminado con una expectación brutal por parte, no tan solo de las bandas participantes, sino que –utilizando su mejor carta: internet- del público en general. Este ya consagrado concurso, basado en el libre albedrío de participación, acaba de elegir los seis finalistas de la última entrega, que han rondado por las ciudades más importantes del país esta pasada semana de la mano del grupo revelación del momento: These New Puritans, y –gracias a Dios- ha quedado alguien vivo en el backstage, para poder contarlo.
Dentro de la gama Levi’s Unfamous existe otro premio, el Levi’s VIPfan, en el que, marcados por un más que fácil pero efectivo slogan <<Todo fan tiene una historia, cuéntanos la tuya>>, la marca ánima a los fans a sintetizar experiencias para ganarse la presencia en el backstage durante los conciertos. Bien, aquí tenéis a esa chica, aborrecida de unas cuatro de la tarde más que monótonas, clico el banner de dicho concurso en Spotity – ¡para que veáis hasta donde llegan!- y se animó a participar –una ve escribe y gana juntos, y se le derrite el corazón-. La cosa es que sin quererlo, escribió una frasecita y a los meses, un ser unánime llamó a su teléfono y la coronó ganadora de algo, que siquiera ella recordaba de lo que trataba. Sin embargo, y a pesar de ser VIPfan, sin serlo –podéis llamarme fan de pegatina, si queréis- aproveché la ocasión para poder ver, escuchar y escribir sobre ello –y por eso, únicamente por eso, no regalé mi premio, a un fan que realmente lo fuese-.
Al llegar el doce de octubre a City hall –sala más que conocido en Barcelona- yo no sabía por dónde coger el asunto, era más bien como una investigación cuando tenía que ser una experiencia única. Me darían una cámara de video, unas cuantas chapas, pocas esperanzas de estar These New Puritans y muchas instrucciones de <<Levi’s, Levi’s, Levi’s>> -cuantas más veces lo digas en el video ¡mejor!- . Es evidente que, por parte de la organización, pretenden que lo pases bien –queramos o no, la fuerza del boca a boca, sigue siendo la más fuerte en lo que a publicidad se refiere- pero cuando no eres fanático de algo de lo que deberías serlo, tienes que buscar nuevas inquietudes para poder, ni siquiera, ser útil a la marca. Todo estaba empapelado, proyectado y regalado. Levi’s se había mudado en club, y todos los que en el estaban habían mutado en Levi’s. Los dos grupos finalistas que acompañaban a los Puritanos seguían a rajatabla las propuestas de la marca y no solo durante las entrevistas –totalmente dirigidas por un creativo- sino que la palabrita se vomitaba incluso encima del escenario –Gracias a Levi’s… bla, bla, bla y sus mariachis-. ¡Estaban lavándole el cerebro a todos y cada uno de los asistentes sin que nadie se enterase! Y es que de esto van los eventos organizados –y muy pero que muy meticulosamente- por las marcas, de que salgas de él diciendo << ¡Cómo mola tal y cual!>>. Yo, que no he sido el mejor ejemplo de fan, ni de Levi’s ni de These New Puritans –y espero no ir al infierno por ello- acabé queriendo una de esas camisetas de marca con la insignia del evento que los revelación lanzarían posteriormente desde el escenario –y una tenía la suerte de estar antes que nadie pendiente de la existencia de las mismas ¡Y de que hubiese una para ella!-.
En conclusión, e intentando –conscientemente- no caer en la influencia que ha ejercido el evento sobre mí, la experiencia ha sido más que grata. ¡Es divertidísimo vivir el nervio ajeno! Y aún más divertido, cuando no formas parte de, no solo del nervio, sino que de la masa que se va ver involucrada en todo el berenjenal organizado para que al día siguiente vayas, y te compres unos vaqueros en símbolo de tu agradecimiento por el buen rato de anoche y la satisfacción de haber colaborado con que grupos noveles hayan saltado al estrellato –o un poco más para acá-. ¡Si es que mira que somos ingenuos! Pero admitámoslo: Este rollito… ¡Funciona!
TEXTO: Inés Troytiño
FOTOS: Inés Troytiño